Descripción enviada por el equipo del proyecto. En la actualidad proyectar un edificio escolar, sea un CEIP o un IES, significa trabajar con una serie de parámetros claramente preestablecidos y normativizados por las administraciones que efectúan el encargo. Estos parámetros van desde la cualificación y cuantificación del programa hasta la elección de los métodos estructurales y constructivos que deben usarse para materializar el edificio. Este constreñimiento proyectual favorece sin duda la rapidez de la proyectación y la construcción del edificio y ha conseguido con el tiempo constituirse en un sistema tipológico que nos adentra en el concepto de arquitectura genérica que, por motivos económicos, tan apreciable nos parece en estos momentos.
En este contexto, la labor del proyectista debe centrarse básicamente en dos aspectos no menos cruciales: mejorar técnicamente, en la medida en que esto sea posible, el tipo, adaptándolo a las sucesivas modificaciones de las normas y a las innovaciones del mercado y situarlo de forma lógica y adecuada en la parcela que le ha sido asignada. En el CEIP en Tarragona, estos dos aspectos se han intentado depurar al máximo teniendo como premisa incrementar los valores de sostenibilidad y respeto medioambiental.
El proyecto se concreta en un edificio de planta rectangular de dimensiones 79.90x19.15 m, con el gimnasio como una edificación aneja en la zona norte del solar, y un espacio entre las dos edificaciones que será el destinado a porche de primaria. Planteamos un edificio compacto, que minimiza la repercusión económica de las fachadas, con una organización sencilla que permite estandarizar y prefabricar todos y cada uno de sus elementos tanto estructurales como constructivos. La estructura portante se ha proyectado en hormigón prefabricado igual que los cerramientos y la fachada se ha tratado con un mínimo de fenestración, para adecuar el edificio al clima.
La situación en la parcela ha buscado orientar debidamente las aulas de infantil y a su vez alinear el volumen con la calle principal. La entrada al CEIP se ubica en el punto medio del solar para minimizar el impacto económico de los movimientos de tierras. Este acceso central des de una zona exterior cubierta, nos permite una ágil distribución de las diferentes dependencias, siempre desde un vestíbulo central en el que se sitúa el núcleo de comunicaciones verticales. La implantación del CEIP en una cota única para favorecer su construcción obliga a adecuar el solar mediante aterrazamientos que permitan situar tanto la pista deportiva como los diversos patios de juego.
La calidad de los cerramientos en hormigón prefabricado no hizo necesario un tratamiento final en obra. Aun así, se optó por añadir color en algunas partes del edificio coincidiendo con la elección de color en los materiales de acabado del interior. Esta decisión, más la gráfica sobreimpresa en la fachadas, caracterizan de una manera específica un edificio que, por respeto tipológico, se pretendía lo más genérico posible.